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Vive y Deja Vivir

Cómo está el patio

Ley

Ley

El otro día, mi novio-prometido-churri-bomboncito, iba saliendo tranquilamente de la estación del tren (venía de buscar trabajo en un pueblo), cuando dos amables policías le pidieron muy cortesmente su documentación. Como buen indocumentado, a la par que visiblemente extranjero, indicó, también amablemente, que no disponía de acreditación legal alguna. Lo cual es una falta. Entonces, los amables policías, ya no lo fueron tanto, y exigieron coger su cartera, a lo cual mi chico se negó (ya un conocido suyo cumple condena por posesión de drogas que nunca fueron suyas) y procedió a enseñar el contenido de la misma, en cuyo interior, maldita suerte, llevaba una fotocopia del pasaporte. Ya no era indocumentado, era un ilegal. Ya no era una falta, sino un delito. 

Usease, que le conminaron a subir al furgón y dio con sus huesos en comisaría. Sin haber causado ninguna pelea o alboroto, sin haberle hecho daño a nadie, sin llamar la atención más que por su color. Y suerte que un policía se dignó atender su súplica de comunicarle a su mujer, o sea yo, que fuera a recoger a nuestro bebé a la guardería. Eso sí, no le dejaron llamarme directamente; lo hizo dicho agente, que casi me da un síncope del susto que me dio. La indignación llegó después.

No le permitieron realizar la preceptiva llamada. De cenar y de desayunar si le dieron (comer no, que es un lujo, y eso que le pararon a la 1 de la tarde) pero no se lo comió (cuando hay orgullo no hay hambre). Pasó la noche en un calabozo con 3 inmigrantes más, y con algún otro de la tierra, esta vez sí, con delitos contra las personas o las cosas a sus espaldas. Por la mañana, cuando llegaron los funcionarios de extranjería, estos preguntaron para qué le habían detenido, si ya lo había sido previamente, y ya disponían de sus huellas, y se le había notificado la expulsión, que ellos no tenían nada que hacer con él. Quisieron hacerle firmar no sé qué documento que no querían que leyese. Ahí si fue listo y les dijo que "tururú", que él por ahí no pasaba. Cierta tensión y violencia, y tres horas después lo soltaron (que nadie se crea que los deportan) y ya pudo venir a casa.

Hoy me encuentro en el periódico la siguiente perla: Los policías denuncian presiones para arrestar a extranjeros ilegales y cumplir las estadísticas y ya empiezo a entender algo. Aquí es cuando paso de la indignación al espanto.

Arreglando el mundo

Arreglando el mundo

Leyendo en Las Provincias (sí, lo sé, la culpa es mía) he visto la luz: Resulta que según el ilustre Santiago Grisolía (y no, no tenía ni idea de quién era este erudito señor), el control de la natalidad es una excelente propuesta para combatir el cambio climático.

La cosa tiene su lógica: si somos menos, consumiremos menos. Pero entonces sigue uno leyendo, y entendiendo. En el primer mundo, que es el que realmente consume más de lo que necesita y emite más porquerías a la atmósfera de las que se puede imaginar, la natalidad ya está más que controlada (En España, 1,3 hijos por mujer, por ejemplo), así que el buen señor, aboga por reducir el número de nacimientos en los países que no son del primer mundo, entiendo yo.

A lo mejor es que mi mente de auxiliar administrativa no puede comprender los razonamientos de todo un galardonado con el Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, entre otras cosas. Pero creo que se le han olvidado los derechos reproductivos de las mujeres, el consumo responsable en el Norte, la tala de árboles indiscriminada en África y Sudamérica, la dependencia del petróleo como energía, también entre otras cosas. Y digo yo, ¿por qué la solución de los problemas del planeta siempre pasa por decirle al "inferior" (añádase económica, política, territorialmente) que no haga lo que naturalmente quiera, cuando el "superior" no hace el mínimo esfuerzo por cambiar su propio modo de vida? (Y conste que yo reciclo y reutilizo)

P.D. Buscando información sobre estos temas, al final resulta que no sólo D. Santiago opina de esta manera. He leído que incluso reducir la natalidad en el Tercer Mundo (que, por otra parte, ya está cayendo) se conseguirá mejorar los niveles de calidad de vida. Parece que estoy muy equivocada.

Todo por la pasta

Todo por la pasta

Leo en Las Provincias que Prince, el artista que antes se llamaba como se llama ahora y después se llamó como antes pero sin nombrarlo, volviendo ahora, por lo visto, a su nombre (ejem, un poco confuso el chico) ha regalado con un periódico británico un ejemplar de su nuevo CD, que no me compraré/bajaré porque, quitando "when doves cry" no es santo de mi devoción.

Todo el mundo pensaría que siendo su disco, pues puede hacer lo que quiera. Al fin y al cabo, sus ganancias, como las de todo buen artista que se precie, provienen de los conciertos. Y suponemos que puede permitirse el lujo de "perder" (o invertir, según se mire) los más de 350mil euricos.

Pero no, representantes de la industria discográfica consideran que ha insultado a las pequeñas tiendas de discos "que le han apoyado a lo largo de su carrera". Fíjate tú, yo que pensaba que Prince trabajaba para él mismo.

En fin... al César lo que es del César Forrado

Odisea

Odisea

Estaba yo el otro día hablando con mi madre (ya se sabe: la comida familiar del domingo, impepinable), cuando, no sé cómo, acabamos concluyendo (yo, que sé que es sensato, y ella que me induce al mal) que estaría bien que yo (muy afortunada, por cierto) cambiara mi hipoteca de hace 6 años y 155 euros al mes, por un contrato con el diablo en Burjassot, por un piso mejor, más grande, más reformado, más, mucho más cerca.

¡Quién diría que esta árdua (o ardúa, no lo tengo claro) tarea, está a punto de hundirme en lo más profundo de los infiernos!

Encontrar un piso con ascensor medio decente no baja de los 180.000 en este pueblo. Entonces echo mano a la calculadora: le debo al banco 5 milloncejos de ná, si lo vendo por 25 mejillones, me quedan 20 sucios (que no limpios). Entonces, si me endeudo en otros 30 más gastos, me veo pagando unos 600 euros mensuales, mínimo (aquí tengo que confesar que la mami de la niña, que es hija única :) pagará parte de la cuota mensual).

Y ya me lo imagino, si mi madre, con la que hablo dos veces todos los días, TODOS los días me hace el repaso de mis maldades (peso-gordura-aspecto general, tabaco, salud, cuandovasatenerunhijoymeharásabuela quetodasmishermanasyaloson), ¡qué será de mí, cuando vivamos a dos calles!

¡Socorro, necesito consejo! Bueno, y que me toque el Euromillón (sigo jugando a la Primitiva, pero, aunque me tocara, no podría comprarme más que un piso sin ascensor, a reformar por 30 milloncejos...

¿Cómo hacéis vosotros? ¿Me quedo como estoy? Seguro que el amor materno-filial no es tan importante. Y dicen las buenas lenguas que ésto se estancará. ¿Soluciones?

Que viene el coco!!!

Que viene el coco!!!

Con lo bonito que me estaba yendo el día....

Resulta que llego al trabajo, y me dispongo a leer el periódico, y en portada veo una noticia de la que me hieren la vista las palabras "el mayor contingente de irregulares", que resulta que se compone de... (redoble teatral).... 65 inmigrantes. Vale que la cosa está que arde, porque son negritos y África siempre ha dado penita, porque muchos mueren en el camino, porque es un arma arrojadiza que en Canarias los centros  de acogida estén saturados, con la consiguiente tensión política que ello genera, pero, como leo en Madrid Press o en la vanguardia (información extraída del Instituto Nacional de Estadística), el porcentaje de inmigrantes que viene en cayucos (¿qué pasaría con las antiguas pateras?) no creo que represente ni un 0,1% de los inmigrantes (regulares o no, que no ilegales) que llegan cada año a nuestro país. Entonces, ¿qué está pasando? ¿Por qué ese continuo goteo de imágenes y esas "alarmantes" cifras? ¿Por qué en muchos sitios de internet leo palabras como "avalancha" o "invasión"?.

No entiendo nada.

De mal humor

De mal humor

Vuelvo de Guadarrama (otra vez el trabajo, esta vez en coche) de bastante mal humor. El conseller de infraestructuras no ha dimitido. Mañana tendré que coger nuevamente el metro, sí, la línea 1, y mi madre ya me ha dicho que no lo haga: "Hija, vete a trabajar en autobús". Son 41 muertos. ¿Tendrán conciencia nuestros "caseros" - ayuntamiento, diputación, generalitat - que, por supuesto, nunca habrán ido en esos vagones horrorosos? Pero en Valencia tenemos cosas buenas, no vayáis a creer: El baratísimo puente de las flores; L'Oceanografic; V Encuentro de las (algunas) familias con papa Benedicto incluido, entre otras muchas. Qué pena que no le aumenten el presupuesto a metrovalencia

¿El fin del mundo está llegando?

Iba yo tranquilamente a mirar mi correo, cuando de pronto, así, sin avisar, me encuentro con el siguiente titular: Pedófilos holandeses van a formar un partido político.

Sumida en el estupor, continúo leyendo el artículo, no sin antes comprobar en el calendario que hoy no es 28 de diciembre, y me digo ¿qué nos queda ya por ver? ¡¡Están locos estos holandeses, por Tutatis!!

Cariño, me han secuestrado

Cariño, me han secuestrado

Pues sí que.... Aparece hoy en 20minutos.es la noticia del impresentable que, queriendo pasar la nochebuena con su querida, no ha dudado en mentirle (nuevamente) a su señora, llamándola y haciéndole creer que estaba secuestrado por dos negros.

Mal por tener una amante, sin decirle que estaba casado; mal por no querer pasar la nochebuena con sus hijos y su mujer; mal por hacer gastar dinero publico para ocultar su cochinada y dejar que los agentes no pudieran estar con su familia el día de Navidad; mal por su evidente racismo. Mal, mal, mal. 

Y lo peor, confesar. Porque no nos engañemos, hombres y mujeres infieles, los ha habido, los hay y los seguirá habiendo, pero, ante todo discrección.

Supongamos que la mujer lo quisiera (que haya denunciado a la policía así lo indica). Se puede perdonar una infidelidad, pero, ¿se puede perdonar que te hagan quedar en ridículo?

Pasmada con el plasma

Pasmada con el plasma

Se publico el día 21 en Las Provincias, que tanto en Valencia como en Alicante los diputados recibirán, como regalito de navidad, nada más y nada menos que una televisión de plasma, eso sí, de 15 pulgadas, ¡faltaría más!

De la noticia no hay mucho que comentar, salvo que les j#~&%@#, por impresentables (¡si es que no trabajan nada!), y que ¡qué pena que no le dieran los dineros a Marta Torrado, concejal de bienestar del Ayuntamiento de Valencia, para que además de mantas pudiera haber comprado unas bufandas para los pobres inmigrantes del río!

O también unos jamones de guijuelo