Hace un par de días vi una película que me hizo mucha gracia, y también, cosa bastante habitual en mí, reflexionar. Dado que yo soy, al menos, una Chica XL, que siempre ha salido con chicos talla M, con musculitos y eso, me puse a pensar cómo es posible que el ideal de belleza sea tan distinto para cada persona, cada país, cada cultura. No me quejo, que yo estoy encantada con que mi bomboncito me pregunte, medio preocupado, si no estoy comiendo bien, que me ve más delgada (!!!) cuando la báscula cada día me dice: "¡Eh, tú, bájate!. ¿Qué te he hecho yo?"
En cualquier pasarela se ven chicas altísimas con cuerpecitos imposibles, y a mí, a pesar de admirar los diseños de los modistos, me suelen dar bastante grima todos esos huesitos que traspasan la tela. Alguna amiga me dice "¿No estoy demasiado gorda?" y yo la miro, la vuelvo a mirar, y sólo veo belleza, la belleza de una curvas marcadas, una leve barriguita, y unas mejillas con carne en una cara de lo más saludable, y les digo: "¿No serás tonta, más bien? ¡Estás estupenda!" (Aquí hago un inciso, no es cierto que las mujeres no podamos admirar abierta y sinceramente una congénere)
La actriz protagonista, bajo nuestro punto de vista occidental, quizá esté demasiado rellenita, pero sí es cierto que sólo en estos países nuestros donde comemos fatal, y nos pasamos la vida intentando controlar las grasas y enfermamos por ingerir demasiada sal o demasiado azúcar, unos cuantos kilos de más están mal vistos. Afortunadamente no todos pensamos igual, y desde luego, me encanta que muchos hombres de culturas lejanas, que con el cayuquismo cada día están más cerca, se queden embobados ante una buena presencia.
Por cierto, que le conté a mi madre estas impresiones sobre la película, que le dije que me encantó, y me dijo que me dejara de tonterías, y que hiciera el favor de adelgazar, que si la salud, que si bla, bla, bla. Nada es perfecto.